miércoles, 17 de julio de 2013

Viajar por una causa, aquel viaje a Mar del Plata sin meterme al mar.


Dedicada a Daniel Sandez [1]

Poner en acción al cuerpo, llevarlo a un lugar y a un horario determinado.  Hacernos cargo de la decisión cuando sentimos que no da lo mismo estar o no estar. Rompimos la quietud en esa oportunidad para  hacernos  presente en aquella Cumbre de los Pueblos que se daba en MDQ, para decirle No al ALCA. (Alianza de Libre Comercio para las Americas) tratado de libre comercio que querían instalar desde el norte sobre toda la América. Corría el año 2005 y en la ciudad balnearia de Argentina se realizaba la Cumbre de la Américas, con la presencia de todos los presidentes del continente, la ciudad estaba sitiada por las fuerzas de seguridad que habian preparado un cerco perimetral de centenaares de calles cortadas.
 Latinoamérica estaba intentando terminar con las políticas neoliberales más salvajes  y la oferta que venía a pro(im)poner Bush  profundizaría una competencia desigual, la desocupación y el subdesarrollo delos paises sudamericanos, una propuesta que buscaba llevarse la perlita del sur sin mucho esfuerzo, el loby lo hacía el propio GWB viniendo en persona, entendiendo desde el norte que continuaría la sumisión de los mandatarios del sur, buscando un marco de legalidad o conquista democrática que debía con creces en la ocupación militar de Irak y Afganistan.

En aquél entonces fui a cubrir la nota para un periódico barrial de Flores. Salimos de trabajar con Juan desde Villa Fiorito y teníamos el contacto para viajar en un micro con el FTV (Federación Tierra y Vivienda) que salía desde La Matanza. No recuerdo el camino que hicieron los colectivos solo se que tardamos lo suficiente para que nuestras espaldas se enrosquen como serpientes. Conocía la organización FTV por haber realizado alguna actuaciones con el Cirko Apirié en el Barrio J.L.Cabezas, estaba sorprendido como la organización piquetera pensaba los barrios para que estos no se constituyan en villas, ahí estaba Dani, él nos guardó un lugar en el micro y nos contaba que la organización estaba evaluando realizar algunas definiciones políticas, estaba preocupado por el despliegue del aparato y que saliese lo más ordenado posible y qie no se pierda nadie. Nos compartió algunas canciones que había pensado y hablaba con la gente sobre el motivo del viaje. Lo bueno de hablar con alguien como Daniel fue que uno podía entender la política desde adentro con las contradicciones incluidas, al menos en lo personal  me quedé con la sensación  de poder tener la explicación de algunas cosas que suenan incomprensibles, por más que uno no acuerde con ellas, rescatar la lógica del pensamiento y los discursos del otro, entendiendo que los idealismos muchas veces cuestan llevarlos a la práctica y que ésta se redefine en lo cotidiano, en la escena misma y que apriori opinar desde afuera es mas fácil.

Llegamos a Mar del Plata por la mañana, miles de micros de todas partes del país se concentraban para realizar una gran manifestación que contaba con delegaciones de todos los rincones del mundo. Entre los que caminábamos estaban trabajadores de Seatle, un combinado cubano, otro venezolano, representantes de áfrica, el propio Manu Chao, Emir Kusturika y muchos más, el grito contra la globalización económica desenfrenada estaba en la calle, las banderas, los bombos,  miles de personas con cuerpo y vida cantando,  por la alegría de  portar la sensación de saber que todos en ese momento estábamos construyendo una nueva página en la historia del continente, esa ola gigante de personas  que llegaban con sus organizaciones, con sus amigos, sus compañeros y sobre todo con sus ideas, terminó en el estadio mundialista donde 40 mil personas escucharon a Silvio Rodríguez, a un incipiente Evo Morales,  una arenga del Diego (Marado) y por fin el  Discurso de Chávez que no dudó en dedicarle varios párrafos a Mr. Bush y sentenció en ese mismo momento al ALCA –rajo, comprometiendo al bloque de presidentes latinoamericanos a no dejar paso a la especulación individual. Por la tarde mientras las calles de Mardel se ponían tensas de enfrentamientos, los jefes de estado daban la espalda al mandato del imperio.

Estábamos lejos de casa y los encuentros en la multitud se festejaban como en la cumbre de algún cerro, una jornada que dejo muchos nuevos amigos y compañeros de distintos lugares y distintas luchas. El que tuvo una cámara a mano retrató para sus recuerdos el color de la conquista en acción,  trasladar su cuerpo en presente para resignificarse y dejar que los quilómetros lo devuelvan a su destino con la dulce mochila de la dignidad por haber sido parte.


[1] Luchador popular, que se fue a mediados del 2013.

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